Teotihuacán sigue siendo un enigma monumental cuya historia oficial apenas roza la superficie. Este artículo cuestiona los relatos convencionales y se adentra en lo desconocido: alineaciones cósmicas, ecos del inframundo, conocimientos perdidos y posibles influencias más allá de nuestro entendimiento. Una invitación a explorar no solo ruinas, sino misterios aún vivos.

Teotihuacán, Las Pirámides
Una Historia mal Contada
Por: Erni Megamente
A ¿dos mil? o ¿más de dos mil años? Es impresionante el misterio que encierra la historia de las pirámides construidas en Teotihuacán.
¿Quiénes las edificaron? ¿Cuántos años tienen? ¿Por qué y cómo desaparecieron sus fundadores? Son tantas las interrogantes que surgen al observar semejantes monumentos de los que no sabemos ni el por qué ni para qué su razón de ser y existir.
Hipótesis han fluido a raudales entre arqueólogos e historiadores ligados en tiempo pasado y presente a la zona prehistórica, basadas en miles de objetos encontrados usados por sus creadores y que actualmente sirven como referencia para sugerir formas de vida aplicadas en lo cultural, en lo político, en lo religioso y en lo social incluido lo familiar, por quienes cientos de años después de su desaparición fueron ungidos por los Mexicas con el nombre de Teotihuacanos, porque a su ciudad la signaron Teotihuacán.
“La imaginación gobierna al mundo”, frase napoleónica acuñada apenas hace poco más de 200 años, pero aplicable sin lugar a duda con los teotihuacanos pues definitivamente el uso de la imaginación les permitió transportar enormes bloques de piedra con toneladas de peso desde diferentes puntos del ahora llamado México, hasta su destino final; medirlas, cortarlas, darles forma, elevarlas y colocarlas para crear íconos representativos de una cultura que no acabamos de revelar.
Sobre todo, por ésa supuesta relación de la que tanto se especula entre el cielo, la tierra y el inframundo, éste último, el lugar donde las almas tenían o tienen un impasse antes de migrar a lo que sigue: ¿descanso? ¿preparación? ¿destierro?
De acuerdo con interpretaciones surgidas de mentes antropológicas, para los teotihuacanos el inframundo era un lugar místico y sagrado que representaba el reino de los muertos y el renacimiento. Le han referido como un espacio lleno de pruebas y desafíos que las almas debían superar para alcanzar la regeneración o trascender a otro nivel. Concepto al parecer profundamente entrelazado con su cosmovisión donde la muerte no era un final, sino una transición hacia otra forma de existencia, nunca nadie lo ha podido demostrar, pero es una lectura sobre un modus vivendi en el que al parecer el inframundo más que respetado era temido por relacionarlo con la oscuridad: del tiempo, del espacio o del alma, citas por demás indescifrables en nuestros tiempos modernos con todo y los avances de la tecnología que obviamente resulta inoperante en ciertos campos intangibles donde sólo tienen cabida el alma y la imaginación y, de ser ciertas, entonces también la energía del universo.
Es probable que le temieran porque también era asociada con fuerzas sobrenaturales que bien pudieran ser tanto destructivas como transformadoras. Además, los rituales y ceremonias asociadas con el inframundo reflejaban un respeto profundo hacia este espacio, ya que era visto como un lugar de poder y misterio que influía en la vida cotidiana y en el equilibrio del universo. Tan versados en materia fueron que por algo definieron la ubicación y el diseño arquitectónico de Teotihuacán como lo llevaron a cabo.
Se ha documentado que, en la Plaza de la Luna diseñada en torno a la pirámide, existen fenómenos de resonancia que pueden amplificar ciertos sonidos. Esto obedecería a la disposición de las estructuras y a la forma en que los materiales reflejan las ondas sonoras.
Algunos investigadores suponen que estos efectos acústicos se utilizaron en rituales o ceremonias prehispánicas. La simetría y el diseño de la plaza sugieren que los teotihuacanos poseían un profundo conocimiento de la acústica que aunado al de la arquitectura les proporcionaba elementos suficientes para provocar resonancias presumiblemente con utilidad cósmica y terrenal.
Aún los legos nos cuestionamos sobre el tipo de entendimiento asimilado por nuestros antepasados en lo que siglos después los estudiosos denominaron ciencias exactas, para darles el emplazamiento geográfico y la orientación astronómica que les distinguen. Las Pirámides del Sol y la Luna tienen una dirección y ubicación cuidadosamente elegidos reflejando conocimientos avanzados de astronomía y geografía, están alineadas con el Cerro Gordo al norte y con los amaneceres y atardeceres en fechas específicas relacionadas con equinoccios y solsticios, lo que sugiere se pensaron para observar y registrar eventos astronómicos además de rendir pleitesía al sol como su Dios, o como uno de ellos.
Esa disposición estratégica en el Valle permitió a los Teotihuacanos controlar rutas comerciales y acceder a recursos vitales como agua y obsidiana, porque no siempre existió la sequía que se vive ahora, estaban rodeados del vital líquido proporcionado por lagos y ríos como es el caso de las de Egipto, donde el agua corría cerca de las Pirámides por un ramal del río Nilo y del que se dice fue usado para transportar materiales y construir sus magnas obras, pero aquí, los teotihuacanos desviaron el cauce del río San Juan creando una superficie agrícola con sistemas avanzados de irrigación y maximizando la producción de comestibles.
Cultivaron una variedad de alimentos esenciales como base de su dieta, entre los principales sembrados estaban el maíz, los frijoles, la calabaza y el chile, ingredientes fundamentales en su ingesta. También labraban productos como amaranto, tomates, aguacates, nopales y sus frutos: la tuna y el xoconostle.
Definitivamente no llegaron al Valle del Altiplano por accidente, la Pirámide del Sol: Se cree fue utilizada como un "reloj cósmico", alineada con eventos astronómicos importantes integrando la astronomía en su vida cotidiana y a los rituales, basados en un conocimiento que nadie sabe si fue ancestral transmitido de generación en generación, aunque extraído quién sabe de dónde, o generado por visitantes de otros planetas como sugieren algunas versiones contadas en secreto a voces, casi casi en lo oscurito.
La Pirámide de la Luna, es ligada con ceremonias públicas, su diseño y ubicación sugieren que era un espacio central para actividades religiosas y sociales, sacrificios humanos vistos como un acto necesario para mantener el orden del universo y asegurar la continuidad de la vida, quién sabe quién les diría a los gobernantes que disponer de vidas que no fuera la suya tendría felices y contentos a sus dioses recompensándoles con una vida mejor, lo que nunca se reflejó puesto que desaparecieron sin más ni más, sin dejar huella ni mensaje alguno y de ahí la duda de si sabrían comunicarse por escrito o cómo lo harían verbalmente, aunque una cierta lógica dice que sí podían interrelacionarse con sus semejantes desde el momento en que comerciaban a gran escala y evidentemente de manera verbal o por escrito se comunicaban para realizar las negociaciones.
No obstante, la diferencia de miles de años en su edificación, las pirámides se encuentran en lugares estratégicos: las egipcias dominaban los paisajes desérticos, mientras que las mesoamericanas estaban rodeadas por selvas o altiplanos. Esto influenció tanto su arquitectura como su simbolismo, aunque separadas por miles de kilómetros estas estructuras revelan cómo diferentes culturas desarrollaron soluciones similares para expresar su espiritualidad, poder político y conexión con el cosmos, un simbolismo similar entre personas y formas de pensar que jamás coincidieron en la tierra por la diferencia de épocas.
Aun reiterando que las pirámides fueron construidas por civilizaciones separadas por miles de kilómetros y siglos de historia- Egipto, Grecia, México, Bolivia, Perú, Guatemala y Estados Unidos, por ejemplo, hay algunas similitudes sorprendentes en su ubicación y alineación:
Alineación astronómica: Pirámides, como las de Egipto y Teotihuacán en México, están alineadas con constelaciones como Orión. Esto refuerza la idea de que las antiguas civilizaciones, cada una por su cuenta, tenían gran conocimiento sobre las constelaciones y lo incorporaban en sus construcciones.
Diseño estructural: Las pirámides de Egipto y Mesoamérica tienen bases de tamaño similar y una orientación precisa con el Sol. Esto podría indicar una coincidencia en técnicas de construcción o un conocimiento compartido a través de migraciones antiguas.
Ubicación en puntos energéticos: Algunas teorías sugieren que las pirámides fueron construidas en lugares estratégicos con alta concentración de energía electromagnética. Aunque esto no está científicamente comprobado, es una idea fascinante.
El tema de extraterrestres es fascinante y ha inspirado muchas teorías y leyendas. Hay quienes sugieren que el mercurio era usado como combustible para sus naves y esos conocimientos avanzados en arquitectura y astronomía que demostraron los habitantes de Teotihuacán podrían ser prueba de una posible influencia extraterrestre. Por ejemplo, las alineaciones astronómicas, el diseño geométrico, la resonancia acústica de las pirámides han dejado a muchos maravillados y con mayor razón aquellas edificadas más menos 2 mil años antes -4 mil años lejos de la actualidad- que fueron las de Egipto, las posteriores en Grecia y así sucesivamente, pero me sigo preguntando: ¿de dónde el conocimiento y los recursos para construirlas?
Alejados de las teorías, mitos y leyendas que nos permiten jugar emocionalmente con una historia desconocida y nada más calculada por mentes con algo de conocimiento pero más imaginación, la triste realidad nos encuentra con personajes que en un momento de la vida accedieron al poder en México, como fue el caso de Leopoldo Batres, arqueólogo, pero sobre todo compadre del para unos presidente y para otros dictador Porfirio Díaz, quien fuera el primero en manipular las pirámides de Teotihuacán durante el Porfiriato entre 1905 y 1910 mediante un trabajo harto polémico que cambiara la imagen original de la pirámide del Sol por otra solamente consultada con su libre albedrio el cual contaba con la bendición porfiriana.
Bajo el triste argumento de que México buscaba reconocimiento internacional promoviendo su riqueza cultural, durante el Porfiriato la negociación de piezas arqueológicas se dio en un contexto de absoluta impunidad desde el momento en que miles de objetos prehispánicos fueron saqueados del país y desde entonces permanecen en museos extranjeros y colecciones privadas nacionales y en otros países. Curiosamente en esos momentos de mayor algidez Leopoldo Batres fue Inspector y Conservador de los Monumentos Arqueológicos de la República Mexicana desde 1885 hasta 1911. Este cargo le otorgó autoridad sobre diversas exploraciones arqueológicas en México, incluyendo su trabajo en Teotihuacán, Monte Albán, Mitla y Xochicalco.
Pero retomando el tema central sobre la misteriosa historia de las Pirámides de Teotihuacán, me pregunto si acaso pertenecieron a un Linajes de sabios y élites iniciadas, si la construcción de la zona obedeció a Similitudes en estructuras por lógica constructiva por civilizaciones anteriores, o pertenecieron a esas civilizaciones con Conocimiento perdido o destruido, o simplemente obedecieron a Influencias externas ¿pero de quién? Aquí entramos en lo más intrigante. ¿Existió una civilización aún más antigua, de la cual los egipcios y los mesoamericanos heredaron conocimientos? ¿Hubo viajeros o exploradores que conectaron culturas distantes? ¿O cuál fue ese factor desconocido que influyó en el desarrollo de estas sociedades?
Desmitificando la historia que se cuenta, no por herejía sino porque en realidad son raquíticos los descubrimientos en la zona como para creer una de sus versiones, también podemos aceptar teorías más especulativas que sugieren la existencia de civilizaciones tecnológicamente avanzadas en tiempos remotos cuyos vestigios se han perdido, así como la posibilidad de conocimientos transmitidos de formas que aún no entendemos y la idea de intervención externa ya sea de seres superiores, extraterrestres, o algo que aún escapa a nuestra comprensión.
Por algo existen versiones kafkianescas como la escuchada recientemente, cuando un “guía”, caminaba con un par de visitantes por uno de los accesos a las pirámides cuando de pronto se detiene, voltea hacia sus “víctimas” y con una actitud teatralizada extraída de alguna obra mediocre, abre sus brazos, como crucificando el tiempo, para decir: “Y aquí fue donde los extraterrestres enseñaron a luchar a los terrícolas contra monstruos y gigantes”. No sé si por torpeza o por inteligente hice alto total y les dejé avanzar.
Tal vez el guía pretendió compararse con Franz Kafka, quien describía situaciones absurdas, angustiosas o ilógicas como características de sus obras. Cuando algo es "kafkiano", significa que es irracional, opresivo o incomprensible, como los mundos que Kafka imaginó en sus relatos. Luego entonces, si Kafka tuvo todo el derecho para dejar volar abiertamente su imaginación hacia espacios inimaginables por seres comunes, y sí Gabriel García Márquez aseguraba que sus novelas estaban inspiradas en las historias de su abuela, quien contaba eventos sobrenaturales con total naturalidad, entonces por qué al guía o a millones de seres humanos más, se nos negaría el derecho de imaginar cómo nacieron, crecieron y vivieron los habitantes de Teotihuacán, tal vez, hasta en un mundo de fantasía donde no alcanza nuestra figuración.



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